Las recientes escaladas militares entre Israel e Irán están pasando factura a uno de los ejes neurálgicos del comercio global: el transporte marítimo de petróleo. Justo cuando la industria naval comenzaba a cobrar estabilidad tras los embates de la pandemia, la guerra en Ucrania y las amenazas en el mar Rojo, surge una nueva preocupación que podría alterar el tablero logístico mundial en el estrecho de Ormuz. Esta vía, que conecta el Golfo Pérsico con el Océano Índico, canaliza aproximadamente el 20 % del crudo que se transporta vía marítima. Un bloqueo, aunque sea parcial, tendría efectos inmediatos tanto en los precios del petróleo como en las tarifas de transporte y la disponibilidad de combustible.
En los últimos días, los mercados reaccionaron con nerviosismo al registrarse un repunte de casi 12 % en el precio del crudo tras los enfrentamientos entre Israel e Irán . Ese incremento no solo refleja incertidumbre; es un claro aviso de que las rutas de suministro están en riesgo. Empresas navieras y operadoras de transporte de combustible están valorando rutas alternativas como el paso alrededor del cabo de Buena Esperanza, aunque ello implica mayores costos operativos, más días de navegación y un aumento significativo en el consumo de combustible, generando un doble golpe a la cadena logística.
El impacto no se limita a los buques: al encarecerse el transporte, también presiona a las cadenas de suministro terrestres. Este efecto se acentúa en regiones con recursos energéticos limitados, como buena parte de África, donde la disponibilidad de combustible suele ser más vulnerable ante trastornos globales. Aunque la OPEP cuente con cierta capacidad ociosa, dicha reserva se ubica precisamente en la misma región amenazada, lo que limita su capacidad para mitigar un bloqueo repentino o prolongado.
Ante este escenario, la vigilancia en las rutas comerciales se ha intensificado. Grandes navieras y compañías petroleras elaboran planes de contingencia que, en su mayor parte, han aprendido la lección de pasadas crisis, como los ataques en el mar Rojo y las tensiones en torno al estrecho de Ormuz, donde algunas flotas optaron por rodear África, experimentando demoras significativas y costos inflados. Aunque aún no ha existido un cierre formal del estrecho, el simple riesgo de intervención militar está condicionando decisiones operacionales y creando efectos inmediatos sobre los mercados.
Fuente: Melyak