La economía de Ecuador ha comenzado a mostrar señales de recuperación en los primeros meses de 2025, impulsada principalmente por un sólido desempeño de sus exportaciones. Después de un año de contracción, el país ha entrado en una fase de crecimiento, según declaraciones del gerente del Banco Central del Ecuador (BCE), Guillermo Avellán. Esta nueva etapa se sustenta en una combinación de factores, donde el dinamismo del sector externo juega un papel fundamental para la reactivación productiva y comercial, dejando atrás la caída del 2% registrada en el Producto Interno Bruto (PIB) durante 2024.
El análisis presentado por la autoridad económica detalla que el sector de exportaciones no petroleras ha sido clave en este impulso. Su notable dinamismo ha consolidado un pilar para la balanza comercial del país, que alcanzó un superávit de 2.288 millones de dólares en el primer trimestre de 2025. La diversificación y la calidad de los productos ecuatorianos continúan abriendo puertas en los mercados internacionales.
Otro elemento clave en este panorama es el significativo nivel de remesas enviadas por los migrantes ecuatorianos. El flujo constante de capital desde el exterior ha contribuido a fortalecer la dolarización y a estimular el consumo en los hogares, generando un efecto positivo en la demanda interna. Este ingreso de divisas se complementa con una mejora en la confianza de los agentes económicos, reflejada en el crecimiento de los depósitos y el crédito dentro del sistema bancario nacional.
Desde la perspectiva de las finanzas públicas, los esfuerzos por ordenar las cuentas fiscales y el acceso a fuentes de financiamiento externo en condiciones favorables han sido importantes. Estas acciones han ayudado a reducir la incertidumbre política y a mejorar las expectativas de consumo e inversión, creando un entorno más estable para el desarrollo de negocios y la planificación a largo plazo.
El Banco Central del Ecuador proyecta, de manera preliminar, un crecimiento económico del 2,8% para el cierre de 2025. Esta estimación se apoya en la evolución positiva de varios indicadores. El manejo de las reservas internacionales ha sido fundamental para asegurar el adecuado funcionamiento de la economía dolarizada, especialmente en un 2024 que estuvo marcado por desafíos energéticos e inestabilidad política.
La economía nacional ha iniciado un proceso de reactivación, aunque todavía enfrenta retos estructurales. La combinación de una política fiscal ordenada, el fortalecimiento del sector externo y la confianza de los actores privados sienta las bases para que este periodo de recuperación pueda consolidarse a lo largo del año, traduciéndose en un mayor bienestar para la población.
Fuente: El Comercio