La decisión del gobierno ecuatoriano de eliminar el subsidio al diésel representa un cambio significativo en la estructura de costos de múltiples sectores productivos del país. Uno de los ámbitos más directamente afectados es el del transporte de carga pesada, una actividad fundamental para la cadena logística, el comercio exterior y el abastecimiento nacional. Sin embargo, a diferencia de lo que podría suponerse, el impacto en las tarifas de este servicio no será inmediato, sino que se manifestará de manera progresiva.
Según la Asociación de Logística del Ecuador (ASOLAG), el ajuste en los precios del transporte de carga responderá a la naturaleza de las relaciones contractuales que rigen al sector. Las empresas de transporte y los generadores de carga, como exportadores, importadores y compañías productoras, suelen operar bajo contratos de duración anual. Estos acuerdos establecen las tarifas y condiciones del servicio por un período determinado, lo que impide un alza automática y generalizada de los precios una vez que se oficialice el nuevo valor del combustible. El ajuste, por tanto, se producirá a medida que estos contratos venzan y se abran nuevos procesos de negociación.
El diésel es un componente crucial en la operación del transporte pesado, representando entre el 30% y el 40% del costo total. Con el incremento previsto de aproximadamente un dólar por galón, pasando de $1.75 a un estimado de $2.76, se proyecta que las tarifas de los fletes podrían experimentar un aumento que oscilará entre el 10% y el 15%. Este porcentaje será el punto de partida en las negociaciones entre los proveedores de servicios logísticos y sus clientes, quienes deberán adaptar sus presupuestos a esta nueva realidad económica.
Es importante destacar que, dentro del esquema de compensaciones anunciado por el Gobierno para mitigar el impacto del alza de los combustibles, el sector del transporte de carga pesada ha quedado excluido. Los mecanismos de apoyo se han enfocado en otros segmentos como taxis, camionetas de transporte mixto y tricimotos, dejando que el transporte industrial y comercial asuma el incremento de costos de manera directa.
La logística es una actividad transversal que influye en toda la cadena de valor de la economía. Un aumento en los costos de transporte eventualmente se traslada a lo largo de la cadena productiva hasta llegar al consumidor final. Por ello, se anticipa que el incremento en el precio de los fletes tendrá un efecto en el valor de los bienes de consumo. El sector logístico se enfrenta al desafío de gestionar este cambio de manera eficiente para minimizar las distorsiones en el mercado y mantener la competitividad.
Fuente: Primicias