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Una nueva alianza estratégica para la seguridad y la economía en Ecuador

La reciente visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a Ecuador ha sido clave en las relaciones bilaterales, con el objetivo primordial de fortalecer la seguridad y, por extensión, la estabilidad económica del país. Los encuentros se centraron en una cooperación más estrecha para combatir el crimen organizado, una medida que busca beneficiar directamente al comercio exterior y a los puertos marítimos del país.

El anuncio de Estados Unidos de designar a dos grupos delictivos ecuatorianos como organizaciones terroristas extranjeras es una medida significativa. Esta designación no solo impone sanciones económicas a quienes estén vinculados con ellos, sino que también facilita una cooperación más profunda en materia de seguridad. La estrategia se enfoca en desarticular las redes criminales que han afectado la seguridad interna de Ecuador y que, de forma indirecta, han impactado el flujo de las exportaciones y la operatividad en sus principales terminales portuarias.

El narcotráfico y el crimen organizado utilizan los puertos como puntos clave para sus operaciones, lo que genera riesgos de seguridad, encarece los procesos logísticos y, en última instancia, puede comprometer la reputación de las exportaciones del país. Al fortalecer la lucha contra estos grupos se busca crear un entorno más seguro y predecible para el comercio internacional. La inversión de 13.7 millones de dólares por parte del Departamento de Estado para combatir el narcotráfico y otros delitos, junto con los 6 millones de dólares en equipos de drones, es una muestra del compromiso en mejorar la capacidad de vigilancia y control en zonas críticas, incluyendo las costas y los accesos a los puertos.

La seguridad en los puertos es un factor crucial para atraer inversión extranjera y para que las empresas estadounidenses se sientan seguras de operar en el país. La expectativa de un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y Ecuador, que se negociaría en las próximas semanas, refuerza la idea de que un entorno más seguro y estable es un requisito para ampliar los lazos comerciales y de inversión.

La colaboración en seguridad también tiene un efecto en cascada sobre los procesos de exportación. Un control más riguroso en los puertos reduce el riesgo de contaminación de los contenedores con sustancias ilícitas, un problema que ha causado retrasos, incautaciones y pérdidas económicas para los exportadores. Al mejorar los sistemas de inspección y vigilancia, se agiliza el tránsito de mercancías, lo que reduce los costos logísticos y mejora la competitividad de productos ecuatorianos como el banano, el camarón y el cacao en los mercados internacionales.

Fuente: The New York Times

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